jueves, 15 de octubre de 2009

.......y que cumplas muchos más......




Si algo tengo claro de mí, es mi agnosticismo. No solo se trata de una forma impostada o aprendida de ser con la que me encuentre cómodo, más bien es una sensación que ha ido creciendo conmigo desde niño. Todo lo que me suena a absoluto lo deshecho de mi mapa de pensamientos, no por no creerlo, sino por aturdirme y saberme limitado para afrontarlo, por resultarme aburrido, soez y petulante.
Sin embargo, hasta mi agnosticismo tiene carencias y resulta precario cuando se enfrenta a sí mismo, incluso pierde su propio combate por k.o. Me di cuenta hace poco, dando un paseo con parte de mi gente.
Un escuadrón de batalla, tras una dura jornada, nos empapamos de estrellas en un paseo nocturno por esos caminos de Dios que ni él mismo sabe que existen. El universo, ante nuestros ojos, se mostraba de forma impúdica y obscena. Goteo de luces rotas y pululantes que tiznaron el cielo en cúpula de cúpulas. En aquel paseo mi agnosticismo se hizo trizas y resplandeció un bello absolutismo sin límites ni fronteras. Aquel trozo de TODO me dejó huella, esa noche en la que la luna, por cobarde, se quedó escondida.

Columbetas realizan sus brillos al acorde de nuestro mirar, fugaz intento de un todo en vena, de un sentirse inmortal.

A Ana.

3 comentarios:

  1. ¡Gracias,Luis!.Me gustó compartir contigo ése paseo, y leerlo después, también.
    Para mí estuvo lleno de contrastes. Me pareció novedoso y resulta que eran estrellas que se supone hemos visto mil veces, me llamaban la atención la cantidad y brillantez que había pero cuando aparecía una fugaz acaparaba toda la atención;la serenidad y sosiego del cielo se tornaba en ocasiones en una prepotencia celestial que me daba miedo ...
    Fue una de ésas vivencias que necesitan tiempo de digestión.

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  2. Cuando la Naturaleza nos abre de par en par sus puertas para entrar en ella, nos damos cuenta de que debemos dejar en el umbral cualquier preconcepto, aceptando como pordioseros su divina
    dádiva. Así podremos gozarla con toda nuestra perplejidad. Creyendo en ella nos ahorraremos el esfuerzo de pensar si tiene barba o no.

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  3. Tu sensibilidad roza de roja pasión los abatares del universo, hasta tocar las estrellas. Precioso escrito, de veras.

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