martes, 12 de mayo de 2009

Maldita décima de segundo.

No sé quién es más tonto, Antonio, si tú por dejarte llevar por ella o yo por creer que hay seres que nunca mueren. Por estar seguro que no hay mayor error en la vida como la muerte y caer en ella es siempre para los demás, no para los mitos a los que uno cose a su alma de por vida. Contigo aprendimos muchos a amar, es una canallada dejarnos así, sin abrigo ni manto que sustente tanta desnudez. Desde la rabia te digo que ya no hay sitio de recreo que mantenga en sosiego nuestra entrega, tu gemido de voz, tus pellizcos constantes. Que los gigantes no mueren, Antonio, que los gigantes luchan a muerte…..no es lo mismo, nada que ver.
Maldita décima de segundo que no dejó tregua a otras más.
Por mucho que viva no olvidaré nunca el concierto al que fuimos a verte; a los pocos días de fallecer Marga; entraste enmarcado por tus músicos frente a nosotros (lo recuerdas, Olga?), ni pasos te regalaba tu cuerpo, te sentaste y una hora de magia corrió por nuestro oídos y pieles, nos transportaste a parajes insólitos que parecían hermanos en sensaciones……seguramente por deseados. Comprendí que no te quedaba vida después de tanta entrega, que vaciarte era lo justo y en ese momento supe que eras mi mito, mi ser inmortal, literalmente imposible morir tanto en vida.

1 comentario:

  1. Fragilidad hecha carne, sensibilidad convertida en hilo de voz. "Se dejó llevar", "se dejó llevar" por los presentes y mutuamente nos embarcamos en un recreo demasiado especial como para olvidarlo nunca. Todavía recuerdo como si fuera hoy "Cuídate Antonio!!!" Hoy sólo puedo decir : Descansa Antonio, tú sí que vales...

    ResponderEliminar