miércoles, 20 de mayo de 2009

Más (o menos) de John Harray...


Como una alucinación. Un ente atrapado entre la fantasía y la realidad. Inverosímil criatura que partía en dos la visión de John y creía debatirse entre las nubes y el cielo sin saber, ni querer bajar, de donde se encontraba en ese mismo momento, sin importarle en absoluto aplastar sus huesos contra el suelo en la caída…….apareció Dorothy recién duchada de viaje. Su piel, aún empapada, latía en luces y sombras, una fragancia de almizcle y regaliz se apoderó del ambiente del bar y todo parecía irreal y soñado por su grado de perfección.

John no consiguió apartarse la copa de los labios, quizás por el impacto o quizás a propósito, recurrió a su bourbon como parapeto y allí atrincheró su boca en un gesto inmoral de deseo precario. Sus ojos cerrados por destinar todo el trabajo al olfato, sus mejillas con un rubor olvidado, un pie en el taburete….el otro al aire, sin dueño ni aposento, sin rumbo fijo, sin plenitud de tierra……un acomodo etéreo servía a John de acicate, mutándose en un equilibrista de sensaciones al que él mismo aplaudía desde su asiento circense.

Tanta tensión no cupo entre su pecho y espalda, sintió sus oídos taponados y un leve mareo frío le recorrió, cual escarcha, por su semblante apartado. En el preciso momento en que su pie aeroplano aterrizó en el mármol, el vientre se le soltó de su ánimo y cabalgó un estruendo entre el asiento y su ano……y se elevó!!!....de tal modo que copa, bourbon y deseo precipitaron su rumbo para aparecer estampados a lo largo y ancho de sus perneras.
- Por Dios!, señor Harray, es usted un grosero y un ordinario. Haga el favor de irse a su habitación para adecentarse un poco.

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