martes, 19 de mayo de 2009

BELLEZA SUBLIMINAL


( 4 )


No sentí nada especial con el roce de sus gordos labios, el vino me dió calores y cuando pude escapar de la abuela me fui directo al cuarto. El mirlo no me comía, estaba como triste, tenía que meterle la comida en el pico y no sé, aquello era el principio de una alianza fuera de prejuicios y tapujos, empezaba a sentirme como el enfermero, el camarada, el amigo. Había algo profundo entre mi mirlo y yo, aquello no era casual.
Mi abuela me cogió un día, cuando estaba con gripe y me dijo:
- Quiero que vayas al boticario y que te dé algo para la fiebre, no entres por donde los clientes, toca la puerta pequeña que hay a la izquierda. Y saldrá la criada que tiene y te dará el medicamento, no hace falta que lo pagues, y date prisa que luego quiero que me escribas una carta pá mi hermana, tu tía abuela que está en Barcelona, ¡ ale ! corre mi niño y dile a la Vicenta cuando te entregue el medicamento que me acuerdo de ella.
- Abuela, ¿ sabes una cosa ?, no quiero crecer, no quiero ir haciéndome viejo.
- Creo vida mía que te voy a mandar en cá de mi hermana, a ver si Barcelona es mas generosa con el mal que te tiene, mi niño, se puede ser eternamente joven sólo con desearlo, el tiempo sólo reseca el cuerpo, todo está en tu cabeza, no pierdas lo puro que hay dentro de tí, que no hurguen dentro. Tu envoltorio ha salido defectuoso pero tu corazón ama más que ésos de risa fácil, tu abuela con los años se esta volviendo chocha. Y ahora corre al boticario que la fiebre me hace desvariar y digo cosas que ni yo misma entiendo. Eso sí, recuérdame de escribir a mi hermana. Antes de irte mójame este paño con agua fría que ya no me hace nada...

No hay comentarios:

Publicar un comentario