Me apresa en su hilo y cuanto más intento fugarme más me condeno a atarme.
Araña hostil que, sigilosa, teje su tela de tormento y cárcel.
Hinca su aguja en mi carne y succiona cada brizna de vida que fluye en mi sangre.
Hueco me deja su hambre, carcasa de huesos y piel contrariada, avatar de mí mismo en su reino cobarde.
Apilado en montañas de maniquíes sin vida y sin sangre, muñecos helados de miedo, de muerte y de fraude.
VOS CON TU MECANISMO...
ResponderEliminarHay un maldito demonio llamado amor que ha hecho lo que terminás de describir con lo que me quedaba intacto de alma.
Magnífica entrada.
Un beso.
SIL
Luis creo que lo horrible y vulgar del mundo existe para que grandes creadores, como vos, lo conviertan en una exquisita obra de arte.
ResponderEliminarMágnifica entrada.
Virginia Palomeque
(gracias por tus comentarios)