jueves, 25 de junio de 2009

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Solo una duda existía en mi universo de certezas, un único enigma aún por descifrar que me envolvía en un cuerpo con piel de interrogantes y puntos suspensivos. Al mismo tiempo sentía que crecía, bajo esa tenue excitación que proporcionan los retos.

Todo lo tenía bien trazado, perfectamente hilvanada cada pieza de mi loco rompecabezas, salvo un costurón que me deshacía en intentos fallidos y lógicas rotas, en montañas de “uys” y “casis” que de nada sirven, una vez desvelada su esencia estéril.

Pretendía crucificarme por saberme hijo de algún Dios desconocido que sostenía mi intuición, entregar mi cuerpo a un madero y clavarme en él como Cristo, pero con una sola diferencia, ser yo mi propio juez y sentencia.

Sería una crucifixión tímida y humilde, sin lágrimas de vírgenes, sin cantos de gallo, carente de apóstoles y montes de los olivos; por no tener, ni traición tendría.

Con mis propias manos construiría una cruz de madera, con mis propias manos martillearía un punzón para unir mis tobillos al larguero y con mi única mano útil, otro clavo, sellaría mi muñeca al crucero……pero qué hago con la otra mano?!?!, cómo solucionar un problemas de manos por clavar?!?!, cómo romper esa envenenada equidistancia entre lo clavado y lo libre, si lo libre está por clavar y lo clavado imposible de liberar…….

Noches en vilo, chupando el techo de mi habitación hasta aprenderme de memoria su mapa y textura sirvieron para embelesarme en mi duda…..mi corona de espinas. Liberaba todo mi arsenal de neuronas excitadas y nerviosas, desparramaba mi obsesiva creatividad con el fin de ser ayuda y hasta intenté seducir la duda con cierto atractivo impostado por si mi duda tuviese vida propia y ésta se agrupara en un género domesticable por mis encantos. Desfilaron bisagras en el crucero para arquearlo y así lograr maniobrar ambas manos clavadas, pero un ridículo de espasmos vestidos de aplausos se apoderó de mi pudor y antes sin cruz que con la cruz de la vergüenza; llegué a conclusiones precipitadas como pedir ayuda a alguien, amigo o desconocido o enemigo, para que me clavase sin tener que requerir autonomía, pero era vanidoso y soberbio depositar en alguien mi propio devenir, además asesinaba la esencia de la auto crucifixión y con ello mi condición de hijo de Dios desconocido para reencarnarme en impostor de mi persona; pasé semanas entrenando movimientos con mis piernas, como los pintores que pintan con sus pies pero golpeando mis muñecas y fue entonces cuando me di cuenta que con los pies se puede llegar a crear, pero nunca a creer. Solo una luz brillaba en mi peregrinar y hasta la fecha me alimento de ella hasta que otra me ciegue y me atrape….crucificarme del revés, colgado de mis pies clavados en lo alto y mis brazos apoyados en una cruz invertida, en un mundo inverso, en una tentación malparida, en una arcada nutritiva.

3 comentarios:

  1. Dias después de barnizar el madero... me presté a ser ante el maestro, su herramienta de liberación. Con dulce ternura me dió un caramelo y me explicó en parábola la forma de llegar al encuentro de su Padre/Madre en los cielos desconocidos y que por mi mente vácua solo hay babas de caracol... El maestro se hablaba para sus adentros y si me amputo un brazo y aumento la elasticidad de la piernas y el manejo de los dedos de los pies ?????
    Luisito, cada día te quiero más.

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  2. Luego de descabellados intentos, Luis alcanzó por fin la perfección de una utopía al revés.
    Muy interesante el texto. Me gustó. Ahora espero un truco fotográfico que te muestre en ese estado de tanta vulnerabilidad. Pero por favor, no lo cuelgues a El Otro.

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  3. Luis, no me has decepcionado. Tus trucos tienen la virtud de abdicar a la generalidad ! ¡Y al vértigo!

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