sábado, 28 de noviembre de 2009

SE QUEDO EN ESTOCOLMO


Con una frialdad que no era suya, acercó lo que más detestaba en el mundo a sus manos, en un acto reflejo de subliminal despojo desatado. Sus finas yemas percibían una caricia postulada de entresijos visibles, esos que imantaban su rostro, amamantando la incongruencia de la maldad.
Presa del destello estalló la lágrima en la ceguera del dolor, la húmeda noche surcaba las carnes, perforando gargantas de secano en sus mejillas.
Se fue de sí, errática en el síndrome, se quedó en Estocolmo...
Lo miró a los ojos a sabiendas que todo era merecido. Sin saber por qué se entregaba a él.

1 comentario:

  1. Tema tabú que da miedo y sensibiliza. Un abrazo desde Sevilla. Encontré tu blog de casualidad. ¿ Sois dos o te hablas a tí mismo ?.

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