miércoles, 26 de agosto de 2009

El Rhin a borbotones.



Me siento preso de tu aire licuado mientras respiro tu son. Meces el ambiente a tu antojo y se me escapa la esencia de mi ser por los poros, transformando mi cuerpo en un pez de tierra con escamas de barro. Es tu ruido callado el que me sirve de oración para pintarte un Dios en alguna charca, para inventarme un templo en cualquier torrente. Tú me vistes de agua brava y mi piel forma parte de un ayer seco, que se me olvidó colgada en cualquier tendal orientado al sol.

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