Construí un volcán de luz
que emanaba
flores y guirnaldas
dibujé un corazón azul
palpitando a gritos
que me amabas.
En la pared pinté
siete te quieros
siete sueños rotos
de cristal
hasta el felpudo
de la puerta
invitaba siempre
a entrar.
El salón era un resplandor
de cohetes formando palmeras
las sonrisas untaron de paz
tu cuerpo empapadito de brea.
Colgué el volcán de luz
junto a mi cama
y pensando en ello
me dormí.
Te sentí llegar después
como un suspiro
y te oí decir ven
junto a mí.
Tu fragancia era
como un "déjà vu"
de triste recuerdo
cuando no te ve.
Contemplé al volcán
los fuegos y a mí
pero tú, mi amiga,
no estabas allí.
Porque a un sueño ¿qué más,
se le puede pedir?.
S
ResponderEliminarU
B
L
I
M
E
versión libre.
La última estrofa es de antología.
Un abrazo con admiración.
SIL
Volcán de luz, corazón azul y siete sueños rotos en el crisol de tu alquimia onírica. Pero los sueños sanos quedaron, y ni lerdos ni perezosos, envolvieron a tu amiga en un papel sedoso y la sacaron a través de las arrugas de tu frente.
ResponderEliminarMe hubiese encantado encontrar una frase tan condescendiente para con el sueño. Porque lo imagino escondido bajo una piel de cordero que guarda siempre un final tramposo y al despertar, uno se queda con "ganas de más ...". Y el capricho de querer volver al sueño, no es sino la necesidad genuina de conocer el final.
Como siempre Uno Mismo, una belleza de escrito.
Un abrazo
Corregida y mejorada esta canci´on de Hilario Camacho.
ResponderEliminarHay que seguir soñando...despiertos, porque es la unica forma de controlar qu´e soñamos, luego al dormirnos los sueños cobran vida propia y a veces se convierten en pesadillas.
Un abrazo y buen fin de semana.