viernes, 17 de abril de 2009
El último aliento de un guerrero.
Presenciar el último aliento de un guerrero es bañarse en agua bendita y quedar bautizado de herida. Es donar un trozo de vida para que more inerte en la ulterior exhalación. Desde ese conciso momento uno es más en menos. Eterno y perecedero parecen darse un abrazo….y se funden…..y se sumergen mezclándose en aire caduco y se quedan encerrados para un siempre inconcluso……para un siempre finito; y un presente continuo empaña de vaho tu ánimo cada vez que recuerdas el último aliento de un guerrero.
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Una vez le vi.Me recogio en su coche y me llevó al aeropuerto. Aquella vez lo comocí, un ratito, no mas.
ResponderEliminarMe llevé (a Roma) una sensación serena, tierna y estrañable de su persona.
Y me gustó.
Y no sé porque recuerdo sus manos y su tono de voz.