ASINCERARSE

A veces en un acto de austera necesidad, me siento en la tesitura de revolver esos mundos donde reina lo patético, lo cutre, lo literariamente no correcto por su carga de ordinariez, esas espesuras donde nadie quiere nadar por miedo ahogarse en el lodo de lo antiestético, mucho que perder nada que ganar.

Hacer una oda a los pétalos de una rosa, a los amantes que sufren, a la luna y a la mar, elementos que ornamentan a los nobles sentimientos, en una palabra a la belleza, ese terrón de azúcar que endulza el encuentro con lo puro en ese mundo emocional que nos habita, es de por si lo que mas llena.

Sin embargo de vez en cuando hacer lírica de lo escatológico o de la vulgaridad o lo meramente incorrecto, es para mí una necesidad imperiosa que me urge y me obliga a ir a una batalla perdida de antemano.

En el recorrido ya extenso y largo de Luis Eduardo sin Aute, hay tramos donde me he enzarzado conmigo mismo y con el otro, en hacer bello lo horrendo, el resultado del choque escapa a mi comprensión, pero la liberación interna ha sido colosal.