
Cuando la belleza se revuelve surge un nuevo concepto estético ambiguo y fundido entre lo sórdido y la lírica. Como un poema sin vocales, como una espina en flor. Algo que aturde y escuece en lo más profundo de uno, que te deja la boca abierta sin ganas de respirar, con claro gesto de devorar todo lo que aquello que observas lanza, sin importarte en absoluto las consecuencias. Es en ese momento en el que te entrevistas a fondo para sacar conclusiones, por si lo que percibes te resulta bello o tosco……pero no llegas a nada concreto, salvo una sensación lejana de boca arenosa y seca.